Pondríamos la mano en el fuego a que habrás escuchado, al menos una vez en tu vida, aquello de “una copita de vino cada día es muy beneficioso para la salud”. Y quizá nunca terminaras de creértelo. Al fin y al cabo, se trata de una bebida alcohólica. No puede ser tan buena para nuestro cuerpo, ¿verdad? Pero la realidad es que sí. El vino contiene propiedades que mejoran, en muchos aspectos, nuestra salud general. Siempre, claro está, con mucha moderación. Y hoy vamos a hablarte de los beneficios del vino tinto en concreto.

¿Quieres saber qué puede hacer una copita de 200 mililitros de vino tinto por ti? Sigue leyendo porque vamos a desgranarlo todo. Eso sí, una paradita obligatoria antes de continuar para descubrir qué es el vino tinto más exactamente. Vamos allá.

 

Beneficios del vino tinto en la piel

Qué es el vino tinto

 

El vino, como ya sabéis, es una bebida obtenida de la uva mediante la fermentación alcohólica de su mosto. Una fermentación que tiene lugar gracias a la acción metabólica de las levaduras, que convierten los azúcares de las uvas en etanol. Ahora bien: ¿qué tiene el vino tinto de particular? Pues, en esencia, que las uvas de las que nace son uvas tintas. Una variedad, esta última, que contiene así mismo decenas y decenas de subvariedades. Una vez tenemos claro qué es, vamos a hablar de las propiedades del vino tinto para la piel y otros órganos.

 

Propiedades del vino tinto en la piel

 

Para empezar, el vino tinto contiene cantidades pequeñas pero importantes de vitaminas como la tiamina (B1), la riboflavina (B2), el ácido pantoténico (B5), la pricloxina (B6) y el ácido ascórbico (vitamina C).  También posee minerales como el potasio, el calcio, el magnesio, el sodio, el hierro, el fósforo o el manganeso. Y polifenoles como los antocianos, los flavonoles, los taninos o el resveratrol, todos ellos naturales y responsables de algunos de los grandes beneficios del vino tinto.

Por otro lado, y en cuanto a macronutrientes, el vino contiene cero azúcares y añadidos y un 0% de grasas. Esto implica que no engordan cuando se consumen. Tampoco contiene muchas proteínas. Esencialmente, el vino tinto es agua en un 75-90% y un 10-15% de alcohol etílico, más todos esos micronutrientes súper beneficiosos de los que hablábamos antes. Estas son, en líneas generales, las propiedades nutricionales del vino tinto. Ahora sí, vamos a ver qué implican estas propiedades para nuestra salud.

 

Vino tinto beneficios para la piel

Los grandes beneficios del vino tinto en nuestra piel

 

Las propiedades vasodilatadoras del vino tinto lo convierten en un aliado excelente contra la oxidación celular y contra las enfermedades cardiovasculares. Por otro lado, el vino tinto también es un poderoso antibacteriano, un enemigo del cansancio gracias a su alto contenido en reverastrol, y un potenciador de la producción de esas endorfinas tan valiosas para nuestra felicidad. Además, y por si fuera poco, el vino tinto reduce el colesterol en nuestra sangre y disminuye las posibilidades de padecer algunos tipos de cáncer.

En cuanto a los beneficios del vino tinto en la piel, son muchos. Tantos que el uso del vino tinto en cosméticos es cada vez más popular. De hecho, hasta tiene un nombre: vinoterapia. No en vano, y como decíamos, todos los polifenoles que contiene lo hacen ideal para combatir el envejecimiento, también de la piel. Difumina las arrugas y otorga firmeza a la piel. También tiene efectos hidratantes que nuestra piel agradece muchísimo. Y, por último, el vino tinto también protege contra las quemaduras solares gracias a los flavonoides.

Propiedades y beneficios que, lógicamente, resultan fantásticos para todos los tipos de piel. No hay límites. Solo la moderación en su consumo, ya que pasarnos de esa copa diaria supone añadir efectos perjudiciales que hacen que los efectos positivos no compensen. Vino tinto, sí. Pero con cabeza.