Un dato bastante concluyente: entre un 85% y un 98% de las mujeres tienen celulitis en algún momento a partir de la adolescencia, según informaba recientemente la Academia Española de Dermatología y Venereología. O, en otras palabras, que una mujer tenga celulitis es lo más normal del mundo. No obstante, los cánones normativos de belleza femenina que imperan en nuestra sociedad están muy lejos de esta realidad: cuerpos absolutamente tonificados y sin el menor ápice de grasa.

Unos cánones que llevan a mujeres sanas a sentirse incómodas con su propio cuerpo. Repetimos: tener celulitis es normal. Lo comprenderás mejor cuando expliquemos en qué consiste exactamente y por qué se produce esta enfermedad metabólica de la piel. También explicaremos cómo evitarla dentro de nuestro campo de actuación. Y decimos dentro de nuestro campo de actuación porque, en mayor medida, la celulitis es inevitable. Aunque nuestro estilo de vida puede marcar la diferencia.

Celulitis o piel de naranja

Qué es la celulitis o piel de naranja

Viniste hasta aquí preguntándote qué es la celulitis exactamente y vamos a contestarte. Como decíamos antes, se trata de una enfermedad metabólica provocada por una sobreproducción hormonal. Esta última hace que las células adiposas no drenen correctamente, inflamándose y volviéndose mucho más rígidas. Esto, a su vez, afecta a la circulación de líquidos del cuerpo, haciendo que las zonas sensibles a la celulitis o piel de naranja se vuelvan aún más duras.

Su procedencia hormonal hace que aparezca en los periodos de mayor actividad hormonal de las mujeres. Como la pubertad, el embarazo y la menopausia. En todos estos casos la aparición de la piel de naranja se produce de forma abrupta. También puede afectar, en algunas ocasiones, a los hombres. Pero es una enfermedad que afecta especialmente a las mujeres dado que ellas acumulan entre un 6% y un 11% más de grasa corporal que ellos.

Diferencia entre celulitis y piel de naranja

Causas de la celulitis

Los cambios hormonales son, por tanto y además de la genética, el origen esencial de la celulitis. Una enfermedad que, por otro lado, no es más que otra acumulación de grasa subcutánea. Estos booms hormonales, como hemos explicado, se producen con mayor frecuencia durante etapas claves de la mujer como la pubertad, el embarazo o la menopausia. Y en eso no podemos hacer absolutamente nada. No obstante, existen otros factores de riesgo menos directos, pero sobre los que sí tenemos control.

Hablamos, por ejemplo, de llevar una vida sedentaria. O de practicar una alimentación llena de grasas saturadas. O del resultado de una combinación de ambas: el sobrepeso. También beber poca agua, comer alimentos muy salados, no introducir alimentos ricos en potasio, tener déficit de vitamina C… Todos aquellos comportamientos que dificulten la circulación sanguínea son causas de la celulitis. Todos ellos pueden intensificar los riesgos de tener piel grasa.

Celulitis o piel de naranja es lo mismo

Cómo evitar la celulitis

No podemos modificar nuestra genética ni evitar los cambios hormonales naturales que se producen en nuestro cuerpo. Lo que sí podemos cambiar son las conductas que están relacionadas, aunque de manera indirecta, con la aparición de la celulitis. Practicar ejercicio, no utilizar ropa ajustada, no fumar, no abusar del alcohol ni el café, beber suficiente agua, evitar los alimentos ricos en sodio, evitar las dietas grasientas o consumir alimentos que sean ricos en potasio, vitamina C y vitamina E.

Pero cómo evitar la celulitis va más allá del estilo de vida. También existen algunos fármacos que actúan contra los tejidos adiposos acumulados. Y cremas cosméticas que estimulan la circulación sanguínea, algo bastante importante en la lucha contra la piel de naranja. Cremas cuyos ingredientes son ingredientes naturales como las algas o los extractos de té verde. Y aunque ninguna de ellas tiene efectos milagrosos sobre la celulitis, masajearse con ellas puede marcar la diferencia en todo tipo de pieles.