Todos sabemos cómo funcionan las pieles alérgicas. La piel entra en contacto con una sustancia que el organismo detecta como extraña. Un antígeno. No ocurre nada. Pero la segunda y sucesivas ocasiones en que la piel vuelve a entrar en contacto con dicho antígeno, el sistema inmunitario genera una acción defensiva inflamatoria. Todos podemos detectar los síntomas. O al menos así lo creemos. Porque existe otro tipo de piel con el que es posible confundirla: la piel hipersensible. Y hoy vamos a explicaros qué es, qué lo provoca y cómo hacerle frente.

 

Qué es la piel hipersensible

La piel hipersensible es una clase piel que presenta respuestas exageradas al contacto con algunas sustancias. Y no, no hablamos de una alergia como tal. Simplemente, las terminaciones nerviosas que hay en esta piel son más sensibles que las de la mayoría de personas, por lo que ciertos productos generan manifestaciones muy similares a las que provocaría una alergia real: enrojecimiento, descamación, irritación, picor, ardor…  En otras palabras: la piel hipersensible puede condicionar mucho la vida de quienes presentan este tipo de piel.

Como norma general, estas personas presentan el llamado triángulo de la piel sensible. Un cuadro de signos que incluyen la función de barrera de piel debilitada, la reactividad de las fibras sensoriales de la epidermis, y el ya citado enrojecimiento causado por la inflamación. Esto último, en los casos más graves. Puede desembocar en la Cuperosis, dilataciones de los pequeños vasos superficiales de la piel, e incluso de la Rosácea, una enfermedad crónica inflamatoria de la zona central del rostro. De ahí que sea tan importante conocer nuestros tipos de piel.

 

Causas piel hipersensible

Las causas de la hipersensibilidad de la piel son variadas. Las reacciones que trae consigo pueden activarse por diferentes tipos de factores, tanto internos como externos. En el primer caso, por ejemplo, podríamos incluir las emociones muy intensas, el estrés e incluso la ira. Componentes psicológicos que generan una reacción nada proporcionada en quienes tienen esta clase de piel. En cuanto a los factores externos, podemos dividirlos en dos grandes grupos: los factores ambientales y los factores de exposición.

Los factores ambientales incluyen, entre otros, el calor intenso, el frío intenso, los cambios de temperatura muy bruscos, el viento, el sol directo o la contaminación atmosférica. Por su parte, los factores de exposición detrás de la piel hipersensible al tacto son el alcohol, las fragancias, los detergentes, los productos de limpieza para el hogar o el agua de las piscinas. También algunos tejidos sintéticos que incorporan algunas prendas textiles y que usamos a menudo, como el formaldehido, un compuesto muy presente en nuestra sociedad.

 

Tratamiento piel hipersensible

Esperamos que, en los párrafos anteriores, te hayamos aclarado un poquito qué es la piel hipersensible. También qué la diferencia de la piel alérgica y qué factores la desencadenan a fin de controlarlos y llevar una vida mucho más cómoda. No obstante, en ocasiones resulta inevitable exponerse a algunos de esos factores. En algunos casos la piel hipersensible se activa y sufrimos los síntomas sin que podamos, en apariencia, hacer nada para frenarlo. Por eso queremos contarte cuál es el tratamiento de la piel hipersensible. O tratamientos, en plural.

Y es que no hay una única solución. Se trata de una rutina diaria que puede permitirnos controlar, en la medida de lo posible, los efectos de la piel hipersensible. Además de detectar las sustancias que mayor reacción generan en nuestras pieles, hay una serie de productos que podrían proporcionar mucho alivio. Como el aceite de onagra, el árbol del té, las semillas de hinojo o la cúrcuma. Y, un último consejo, confía siempre en un laboratorio de cosmética natural como el nuestro para comprar tus cosméticos. A la piel le gusta lo natural y saludable.