La crema facial es un cosmético que proporciona a la piel del rostro los nutrientes imprescindibles para que se mantenga en perfectas condiciones estéticas y de salud. Es una crema que, ante todo, hidrata, pero que te aporta otros beneficios como mayor suavidad o mayor tersidad. La pregunta es: ¿cómo se aplica?
No es una pregunta cualquiera. Es más, son muchas las personas que se cuestionan cómo aplicar la crema facial correctamente para que cumpla sus funciones adecuadamente. En este artículo vamos a mostrártelo, pero aquí va un spoiler: necesitas hacerlo mediante pequeños masajes en la piel del rostro.
Importancia de usar correctamente la crema facial
Las rutinas de belleza deben ser integrales y contar con todas las fórmulas necesarias. No obstante, la crema facial es el producto cosmético rey de la rutina. Es así. Es el cosmético que aporta mayores beneficios y hay que seleccionarlo muy meticulosamente para que sea idóneo para la piel de cada una. Esta elección tiene mucho que decir en los resultados que se obtendrán a largo plazo.
Pero no es lo único que condiciona el rendimiento de una crema para el rostro. Además, y como ya te hemos adelantado, el método de aplicación también tiene mucho que decir en este asunto. De ahí la importancia de no hacerlo de cualquier manera y seguir los pasos adecuados. ¿Que cuáles son? Acompáñanos un poco más porque vamos a describirlos todos uno a uno para que lo tengas claro.
Modo de empleo de una crema facial
El modo de empleo de la crema facial comienza con la limpieza de la piel del rostro. Esto es esencial, puesto que la capacidad de penetración de la crema, y en consecuencia la efectividad de sus principios activos, está supeditada a la higiene del rostro. Especialmente al hecho de que los poros no se encuentren obstruidos. Así que no te cortes: antes de aplicarte la crema facial, limpia en profundidad.
¿Ya lo tienes? Pues entonces ha llegado el momento: toma una yema de producto y, con la misma llema, date unos pequeños golpecitos en la piel, seguidos por un masaje cuidadoso en la misma. Eso se hace para que se active la circulación del organismo en esa zona y se produzca un incremento de la absorción. Lo deberás hacer siguiendo una lógica: de las partes externas hacia el centro del rostro.
Zonas donde aplicar
La piel del rostro es muy variada y según la zona, cuenta con unas características diferentes. Por eso nuestra recomendación es que vayas zona por zona. ¡Pero sin olvidarte de ninguna! Asegúrate de incluir el contorno de los ojos, que es especialmente delicado por la finura de la piel. Y la frente y la nariz, las mejillas, los labios y el mentón. Ah, y aunque no cuente como piel del rostro en sí, no te dejes fuera la piel del cuello.
Orden de aplicación
Cuando las rutinas cosméticas diarias son verdaderamente completas y profundas, median muchos tipos de fórmulas diferentes y pueden surgir dudas en torno al orden de aplicación. En este sentido, hay una premisa que puedes seguir siempre para no perderte: la aplicación óptima es siempre de menor a mayor densidad. Y eso implica que debes comenzar por los limpiadores, seguir por los tónicos, aplicar los sérums, las cremas y finalmente las pantallas solares.
Métodos para extenderla de forma adecuada
Podrías probar con muchos otros métodos para aplicar tu crema facial. Pero, créenos, el modo de uso de la crema para el rostro más efectivo es el modo mediante masajeo circular. Ese tipo de movimiento, de abajo a arriba, produce un efecto más profundo en la piel, lo que incrementa los beneficios asociados a la crema. En otras palabras: el masajeo aumenta la circulación y la oxigenación. ¡Pruébalo y nos cuentas!
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